Junto con los frenos y los amortiguadores, constituyen el "triángulo de seguridad" de tu vehículo.
Te recomendamos que revises regularmente su estado. Permanece atento a otros signos de desgaste como: vibraciones en el volante, grietas en los flancos, banda de rodadura gastada, ruidos de rodadura sospechosos, posibles deformaciones...
Además, cada vez que acudas al taller, realizaremos una revisión sistemática de tus neumáticos.
¿Sabías qué debes cambiar tus neumáticos de 2 en 2 (siempre en el mismo eje) para no correr ningún riesgo? Los neumáticos nuevos deben instalarse en la parte trasera.
Revisa cada mes la presión en frío y repite la operación antes de emprender un viaje. Atención: una baja presión de inflado de los neumáticos puede provocar el estallido del neumático. Encontrarás la presión ideal en el interior de la puerta. El desgaste será mayor si circulamos con una presión tanto por debajo como por encima de la recomendada o con las ruedas mal alineadas.
SI VAS A CONDUCIR CON LLUVIA, SIGUE ESTOS CONSEJOS:
En lo que se refiere a los neumáticos, ten en cuenta que el dibujo facilita la evacuación del agua y mejora la adherencia al suelo. Circular con unos neumáticos en buen estado evitará situaciones de aquaplanning.
Esto es, cuando conduces con lluvia puede darse la situación en la que el dibujo de los neumáticos no es capaz de expulsar todo el agua que se ha acumulado en el asfalto, por lo que nuestro vehículo perderá adherencia propiciando que “flote” sin control. Para evitar estas situaciones, y como norma general, los neumáticos deben cambiarse cuando el dibujo de la goma tenga una profundidad inferior a 1,6 milímetros o aproximadamente a los 40.000 kilómetros.
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