Tanto con el vehículo parado, bien protegido del frío en tu garaje, como con el vehículo en movimiento y expuestas a los diferentes elementos, las escobillas de tu limpiaparabrisas sufren todo el año las inclemencias del tiempo y están expuestas a los rayos UV y al oxígeno del aire.
Por lo tanto, debes permanecer atento a los primeros signos de desgaste: parabrisas delantero o trasero no suficientemente limpio, velo sobre el parabrisas con la utilización de las escobillas... En algunos casos, aparece un ruido y las escobillas funcionan con sacudidas. ¡Unas escobillas gastadas puede rayar también tu parabrisas!
Los controles técnicos incluyen siempre una revisión de las escobillas de limpiacristales. No esperes a que estén demasiado gastadas para cambiarlas.